VIAJE A LAS CAPITALES DE RUSIA 2013

COMENTARIO DE UN VIAJERO

Ya han pasado algunos días desde que regresamos de este viaje y con esa perspectiva que proporciona la distancia, me situo en una posición reposada, en el salón de mi mente, tratando de recordar lo que pude ver con mis propios ojos.

Dicen en la India que tenemos tres ojos, dos para ver el mundo y un tercero, el de la mente, para entender otras culturas diferentes a la nuestra, dejando que las cosas sucedan y de esta forma disfrutar de una experiencia única.

Hay viajes que no los prevés, se cruzan en tu camino, cuando menos te lo esperas, como este de Rusia, un destino para mi impensable porque todavía en mi imaginario, veo una estepa totalmente blanca, con temperaturas bajo cero, con ausencia de libertades, con controles férreos de sus visitantes y poco preparados en la actividad turística.

Durante el viaje compruebo, mi desconocimiento, pues, en las Capitales visitadas me encuentro con unos habitantes europeizados, su vestimenta así lo revela, un nivel vida en auge, con un parque móvil de alta gama, ofreciéndonos unas instalaciones hoteleras magníficas y la restauración en verdaderos Palacios, incluso, con unos espectáculos tradicionales de calidad. De sus habitantes no puedo opinar, por que haría falta convivir cierto tiempo, aunque me ha llamado la atención en el Metro de Moscú, como jóvenes rusos que iban sentados, nos cedían sus asientos. Raúl del Pozo vivió varios años en Moscú, y dice “Me caen bien los rusos por patriotas, poetas, ludópatas, borrachos y por que derrotaron con bolas de nieve a Napoleón y Hitler”

Indudablemente, los Zares vivieron el esplendor del más refinado lujo, mientras sus súbditos carecían de lo más elemental, situación que dio lugar al asalto del Palacio de Invierno, por los bolcheviques que acabaron con la dinastía, pero, el legado de sus construcciones y de su cultura, es impagable.

Todavía hoy esta exultante ciudad de San Petersburgo, nos ofrece una visión engañosa, en sus edificios de la época soviética se pueden contemplar fachadas suntuosas, que en su interior albergan pisos comunitarios carentes de comodidades y por el contrario fachadas ruinosas que disponen de pisos lujosísimos.

San Petersburgo, es como una hermosísima mujer, que ha tenido sus cortesanos y a pesar del tiempo, sigue emperifollándose, para mantener su lozanía, así aquellas cebollas de sus edificios, recubierto muchos años de plomo, lucen nuevamente su aurea color oro.

Esta actividad turística, realizada en pocos días, a un ritmo trepidante, superaron todo lo que había previsto, dejándome un rescoldo de agradables vivencias, que tardará mucho tiempo en apagarse.

Camilo Davila Agulla
15/09/2013


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