Las grullas en Gallocanta
Hace unos cuantos años, en aquel boletín del Grupo de Empresa, dedique un comentario a las grullas, que cruzaban Europa para invernar en nuestro país.
Lo había escrito, sin haberlas visto, por comentarios que había leído.
Este año, fuimos a verlas.
Sin pensarlo dos veces, recorrimos los casi 900 kilómetros hasta la Laguna de Gallocanta que es uno de los puntos de concentración en España de estas aves, otras van a Extremadura y llegan incluso al Coto de Doñana.
El esfuerzo valió la pena, además de disfrutar de un paisaje maravilloso en otoño, contemplamos un precioso espectáculo y como aficionado que soy a la naturaleza rendirles un tributo de admiración a estas aves que llegan a miles a esta laguna (en este momento están censadas 18.000) desde el norte de Europa, después de recorrer 3.000 kilómetros desde sus áreas de cría en Suecia, Noruega, Dinamarca, etc.
Vienen acompañadas de los pollos que han nacido en el verano y después de varias etapas, llegan a Gallocanta en otoño, y dependiendo de la dureza del invierno en sus países de origen aceleran o retrasan su migración.
Hemos disfrutado de verlas en grandes grupos, alimentándose y volando en los alrededores de la laguna y escuchando su sonoro trompeteo.
Durante el día se dispersan en busca de alimento por los alrededores y al anochecer se reúnen a dormir, en el interior de la laguna donde se sienten a salvo de sus depredadores.
Pasan aquí todo el invierno y en la próxima primavera, retornan a sus países de origen, normalmente al lugar donde nacieron y donde tienen establecido sus territorios de cría.
En el comentario que les había dedicado, hablaba de que los suecos, esperaban impacientes su regreso y seguían su marcha hacia el norte.
Ahora resulta que vienen a verlas aquí y quedan impresionados, ya que ellos solamente ven parejas aisladas y nunca han tenido la ocasión de contemplarlas reunidas en bandos tan numerosos.
Acompaño este comentario con un montaje de las fotos que he realizado.
Jesús Valles Moya
|
