TALLINN (ESTONIA)

Conocimos esta capital en una escala de un crucero por el Báltico, a principios de Junio. Se trata de la histórica ciudad de Tallínn, capital de Estonia y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, desde 1997.

Considerada una joya entre las ciudades europeas, conserva su herencia medieval intacta, lo que la convierte en un destino turístico muy apetecible. En su historia tuvo que soportar muchas invasiones, siendo la última el largo período de medio siglo de dominio soviético, hasta su independencia en el año 1991.

Tengo que decir que la visita nos ha sido facilitada, en gran medida, por el amigo Fernando Patiño que realizó el mismo crucero quince días antes y nos proporcionó el contacto de Yuri Bojarau, un guía privado local al que recurrimos y con él realizamos una visita muy interesante, en las escasas horas que estuvimos en la ciudad.

Desde el puerto de trasatlánticos, en un corto paseo, se llega a la zona del centro histórico, llamada la Ciudad Alta, donde se encuentra el castillo de Toompea –hoy sede del parlamento estonio- desde el que se divisa una panorámica de toda la ciudad, para continuar por el barrio bajo, lleno de calles empedradas y edificios singulares, para llegar a la plaza del Ayuntamiento, verdadero centro turístico. Allí visitamos la farmacia municipal, la más antigua de Europa, con referencias desde 1422 y que se conserva en activo despachando todo tipo de medicinas, pero que se llena de curiosos mas que de compradores. En un lateral de la plaza está una estrecha calle conocida como el Pasaje del Pan, con las más antiguas edificaciones de la ciudad y que merece visitarse.

También estuvimos en la Catedral Mayor, con una curiosa colección de escudos de armas de la aristocracia alemana que residió en este país. Otra visita obligada es a la Catedral ortodoxa de Nevski, construida a finales del siglo XIX, que nos impacta por su colorido exterior y riqueza artística interior, especialmente lo que los católicos llamaríamos su retablo y ellos denominan el Iconostasio.

Finalmente nos perdimos por las calles "larga y ancha" y disfrutamos de un magnífico refrigerio en una tradicional fábrica de cerveza denominada "Beer House", en la calle Dunkri, nº 5, la cual recomendamos. Resumiendo, una ciudad medieval magníficamente conservada y a descubrir por los españoles.

Vicente I. Martelo


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